El corazón aún late en México: segunda parte
Por Alejandra Zamora Canales
Fotografía: Especiales
La crianza es una ardua tarea para la que nadie está preparado, sin embargo, ejercerla en otro país, donde existen nuevas barreras culturales, sociales y lingüísticas, aumenta el nivel de dificultad. Para Alma Delia y Rodolfo Escorcia, la llegada de su primogénita Eduina implicó un nuevo reto: definir si mantendrían sus raíces y enseñanzas mexicanas o tendrían que adoptar nuevas tradiciones estadounidense para que sus hijos no se sintieran excluidos.
Alma declaró que durante los primeros años de educación básica de su hija, todo marchó con tranquilidad en algunas materias, pero les costaba trabajo ayudarle con sus leccione, debido a que tanto ella como su esposo aún tenían un acento marcado y su pronunciación era distinta a la de un hablante nativo, sin embargo, tras el nacimiento de Merlina y Diego se vieron impulsados a seguir estudiando el idioma.
Cuando Edwina era pequeña, en su kinder y primaria le explicaron sobre el origen del acción de gracias, así como las actividades que se hacen entorno a dicha celebración, pero en casa sus padres no lo festejaban, eso la enojaba porque no podía compartir con sus otros compañeros el cómo había pasado ese día.
Fue entonces cuando Rodolfo y Alma decidieron que deberían adaptarse a las nuevas costumbres como: Halloween, día de Pascua o el 04 de julio, pero mantendrían sus tradiciones como el día de Reyes, la Independencia de México, el 10 de Mayo como el día de las madres o el día de la Candelaria, pero también optaron por que sus hijos aprendieran como segunda lengua el español, así fue que buscaron un equilibrio entre ambas naciones.
“Nuestros hijos hasta el día de hoy respetan nuestras costumbres mexicanas y nosotros las estadounidenses., en nuestro hogar no hubo ningún choque con los festejos y cultura de ninguna parte”, destacó Rodolfo Escorcia.
Entre becas, universidades y ciudadanías
Es bien sabido que la educación universitaria en Estados Unidos es cara y poco accesible al grueso de la población. De acuerdo con Education First (EF), el costo promedio por estudiar en EU está entre los 100 mil y los 140 mil dólares, es decir entre un millón 843 mil 427 pesos y dos millones 580 mil 797 pesos mexicanos. Por ello, no es raro que los jóvenes universitarios adquieran deudas a tan corta edad, debido a los créditos estudiantiles.
Esta situación fue la que le impidió a Alma Delia revalidar sus estudios universitarios de contaduría, en el entonces Instituto de Ciencias Contables y Administrativas (ICCA) de la UAEH; no tenían los recursos financieros suficientes para costearlo, así que mejor enfocaron sus esfuerzos en poder solventar los estudios de sus tres hijos.
Merlina, Diego y Edwina entendieron esta situación y desde muy pequeños aprovecharon todas las becas que les ofreció el gobierno estadounidense, mantuvieron excelentes niveles académicos lo que les permitió acceder a estudios superiores sin adquirir una deuda escolar.
Para Rodolfo, era importante que sus hijos tomarán la oportunidad de superar a sus padres, alcanzar nuevas metas profesionales, económicas, sentimentales y personales, porque en la vida cuando se abre una parte, hay que aventurarse a tomar la decisión de descubrir aquello que nos depara detrás del umbral.
En el caso de Edwina, primero optó por iniciar su vida laboral antes de tomar sus estudios superiores en el Lehman College como Chef; Diego siguió los pasos de su madre para convertirse en contador y posteriormente una maestría en auditoría , mientras que Merlina optó por las ciencias computacionales en la Universidad de Connecticut (UConn) y actualmente trabaja como Mainframe Application Developer en la corporación multinacional de tecnología, International Business Machines (IBM).
Sus padres enfatizaron que tanto sus hijas como su hijo se esforzaron y aprovecharon todas las oportunidades que se les presentaron, fueron responsables con sus estudios y transitaron por el camino correcto para alcanzar los empleos que hoy tienen.
De un asalto a la Green Card
Tras 21 años trabajando como conductor durante siete días a la semana, incluidas festividades; para una subsidiaria del servicio postal. Rodolfo fue víctima de un asalto a mano armada por un ex trabajador de la misma compañía, antes de salir a su ruta.
Nos compartió que para ese entonces aún se utilizaba el correo para enviar dinero, cheques o artículos de alto valor. Eran las siete de la noche, cuando el grupo de asaltantes subieron por la puerta del copiloto y lo amagaron con armas de fuego. El que parecía ser el líder le comento que al igual que Rodolfo, él tenía una esposa y un hijo que esperaban verlo de nuevo, así que, si Escorcia quería regresar sin ningún daño a su hogar debía seguir todas sus órdenes.
Así fue que se lograron llevar dos sacos con más de 100 mil dólares, dejando en el interior del camión con cinta adhesiva alrededor de la boca y manos a Rodolfo, quien tras varios intentos logró zafarse de sus ataduras para después hablar con su familia y con la compañía sobre lo que había sucedido.
El gobierno estadounidense creó la visa de No Inmigrante U (Visa U) mediante la aprobación de la Ley de Protección a Víctimas de la Trata de Personas y Violencia (TVPA), en el año 2000. Esta modalidad está reservada para víctimas de ciertos delitos que han sufrido daños físicos o mentales y que colaboran con las autoridades, en la investigación o el enjuiciamiento de los hechos.
Entre los delitos que se contemplan está la agresión con arma, aunado a ello, el asalto al servicio postal fue considerado un delito federal. Tras cooperar con las fuerzas del orden público, se logró la captura de los ladrones, quienes habían planeado el atraco a través de sus beepers, en aquellos años eran un medio esencial y eficiente de comunicación pero que dejaba huellas para localizar a sus dueños. En este caso, los asaltantes se encontraban en un motel cercano donde habían derrochado gran parte del botín en alcohol y drogas.
Mi abogado me dijo que el caso estaba ganado al cien por ciento. Fue un proceso muy rápido, en el que tuve que demostrarles todo, pero como los periódicos habían seguido el caso todo fue más fácil”, declaró.
Así fue como tras tanto tiempo de estar viviendo en Estados Unidos de América (EUA), bajo una visa de trabajo, obtuvo su ciudadanía , lo cual, le brindó un alivio a su familia, sin embargo todavía faltaba un último integrante de obtener sus papeles, Alma Delia.
En su caso, el plan consistía en esperar a que Edwina cumpliera 21 años, la mayoría de edad, al contar con la ciudadanía desde su nacimiento, tenía la posibilidad de solicitar tanto la Green Card cómo la ciudadanía. Tras cinco años con la residencia, iniciaron el resto de trámites para obtener la nacionalidad, fue justo con el inicio del primer mandato de Donald Trump, para evitar que las políticas migratorias les afectarán.
Alma y Rodolfo destacaron que tras 35 años de vivir en EUA y ver pasar varias administraciones federales, las deportaciones siempre han estado presentes, recuerdan que durante la presidencia de Barack Obama, el número de regresos fue alto, sin embargo, con Trump han sido más mediáticos y si bien, aún no cuentan con casos cercanos de amigos, familiares o vecinos que hayan sido detenidos por Inmigration and Customs Enforcemen (ICE), si han visto una creciente ola de racismo.
Hoy, después de décadas de esfuerzo, sacrificios y aprendizajes, la familia Escorcia ha logrado construir un hogar donde convergen dos mundos. Aunque la nostalgia por México nunca desaparece, esa añoranza por los sabores, los colores y las fiestas que los vieron nacer, la satisfacción de haber formado un lazo sólido en un país extranjero les brinda serenidad.
Cada logro, desde la educación de sus hijos hasta la obtención de la ciudadanía, es un testimonio del poder de la unidad familiar frente a la adversidad. Alma Delia y Rodolfo han demostrado que el amor por las raíces no se desvanece con la distancia, sino que se transforma en una herencia viva que cruza fronteras y generaciones. Y aunque el camino estuvo marcado por la incertidumbre, hoy la familia mira hacia el futuro con alegría: juntos, han aprendido que no importa en qué lugar del mundo se encuentren, mientras permanezcan unidos, México siempre vivirá en su corazón.