Revista Gaceta UAEH

La ciencia con conciencia: el verdadero motor de la revolución universitaria


Por Otilio Arturo Acevedo Sandoval, profesor investigador del Instituto de Ciencias Básicas e Ingeniería (ICBI) de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo
Fotografía: Archivo UAEH


La ciencia con conciencia: el verdadero motor de la revolución universitaria

“La ciencia sin conciencia es sólo técnica; con conciencia, es revolución.” Esta afirmación, inspirada en el pensamiento humanista de François Rabelais, nos recuerda que el conocimiento no puede existir en un vacío ético. Para la comunidad universitaria, este llamado es urgente: no basta con estudiar, hay que comprometerse con la transformación social.

Hoy más que nunca, la educación superior enfrenta un desafío histórico, la inteligencia artificial redefine profesiones, el cambio climático amenaza el futuro del planeta y las brechas de desigualdad se profundizan. En este escenario, la universidad no puede ser un simple espacio de transmisión de datos o de formación de mano de obra calificada. Su misión va más allá: debe formar ciudadanos críticos, capaces de cuestionar, proponer y actuar para construir sociedades más justas y sostenibles.



En el caso de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), el 03 de octubre se celebra el Día de la Autonomía Universitaria, en remembranza a la sentencia dictada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) en 2018.


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La autonomía universitaria no es un privilegio aislado, ni una mera formalidad jurídica: es la garantía de que el conocimiento puede desarrollarse libre de presiones políticas, económicas o ideológicas. Es la base para que la investigación, la docencia y la extensión universitaria se realicen con plena libertad de pensamiento y en beneficio de la sociedad.

Esta fecha nos permite recordar que la autonomía no se hereda de manera pasiva: se ejerce y se defiende todos los días, asegurando que la universidad siga siendo un espacio de pensamiento crítico y de innovación.

La frase que inspira este artículo también invita a repensar la relación entre ciencia y responsabilidad. La ciencia sin conciencia puede derivar en tecnologías que concentran poder, destruyen ecosistemas o perpetúan injusticias. Con conciencia, en cambio, la ciencia puede orientar innovaciones hacia energías limpias, sistemas de salud equitativos, agricultura sostenible y políticas públicas informadas.

No es casualidad que los grandes movimientos universitarios de la historia hayan sido motores de cambio; con la Reforma Universitaria de Córdoba (1918) se transformó la educación superior en América Latina al exigir autonomía, libertad de cátedra y vinculación con los problemas sociales. Décadas después, estudiantes de todo el mundo impulsaron luchas por derechos civiles, democracia y medio ambiente. Cada una de estas revoluciones comenzó en las aulas, en los pasillos de las universidades y en el pensamiento inquieto de jóvenes que no se conformaron con lo establecido.



Pero, ¿qué significa hacer ciencia con conciencia en el día a día universitario?



  • En las aulas, significa cultivar el pensamiento crítico y cuestionar las verdades absolutas. Una clase deja de ser un espacio pasivo y se convierte en un laboratorio de ideas cuando estudiantes y docentes debaten, investigan y relacionan el conocimiento con los problemas reales de su entorno.
  • En la investigación, implica desarrollar proyectos que atiendan necesidades urgentes: desde estrategias de mitigación del cambio climático, hasta el diseño de tecnologías accesibles para personas con discapacidad o el estudio de políticas que reduzcan la pobreza.
  • En la extensión universitaria, supone abrir la universidad a la comunidad, compartir el conocimiento con quienes no tienen acceso a él y trabajar de manera colaborativa para resolver problemas locales.


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El compromiso ético también exige valentía, implica denunciar prácticas de corrupción, discriminación o violencia que puedan existir incluso dentro de la propia institución. Significa exigir que la universidad sea coherente con sus principios y que su quehacer científico y educativo esté al servicio de la sociedad.

La conmemoración del 03 de octubre en la UAEH no solo recuerda la conquista de la autonomía, sino que invita a renovarla en cada generación, esta condición permite que la ciencia con conciencia florezca, que la crítica se ejerza sin temor y que la Universidad mantenga su compromiso con el bien común.

La revolución que propone esta frase no se limita a lo político o lo económico, es del pensamiento, de la sensibilidad y de la responsabilidad social. Es comprender que el conocimiento que no se comparte o que no se usa para mejorar vidas se convierte en un lujo estéril.

La ciencia con conciencia es, en última instancia, un acto de esperanza. Nos invita a pensar que la universidad puede ser una plataforma para transformar el futuro, que cada estudiante puede convertirse en un agente de cambio y que cada investigación puede tener un impacto positivo en el mundo.



La verdadera revolución universitaria comienza cuando dejamos de aprender solo para aprobar exámenes y empezamos a aprender para transformar la realidad


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