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La vejez no impide una sexualidad gozosa
Por Nelly Téllez Islas
Fotografía: Nelly Téllez Islas y Freepik
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Pese a los avances sociales y el progreso en el reconocimiento y respeto de los derechos humanos, persisten prejuicios profundamente arraigados que continúan condicionando y limitando la vida de las personas adultas mayores. Entre ellos, uno de los más persistentes y dañinos es el relacionado con su sexualidad, aspecto que no solo es estigmatizado e ignorado, sino que es minimizado.
Llegar a una edad avanzada no implica necesariamente que una persona pierda el interés en disfrutar de su sexualidad ni que sea incapaz de experimentarla de manera activa y plena. En la mayoría de las ocasiones, las barreras que las personas adultas mayores presentan son más culturales y sociales que biológicas o emocionales.
Para conocer un poco más sobre este tema, en la edición de este mes de Revista Gaceta UAEH, entrevistamos a María Eugenia Zaleta Arias, coordinadora del programa educativo de Gerontología que oferta el Instituto de Ciencias de la Salud (ICSa) de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), quien compartió información valiosa para comprender a qué se enfrentan las personas adultas mayores y qué es necesario hacer para contribuir a eliminar estos estigmas.
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María Eugenia Zaleta Arias, profesora investigadora de la UAEH.
Las personas adultas mayores también tienen derecho a vivir su sexualidad de manera plena, gozosa y libre.
Falta de información alrededor de la sexualidad en la vejez
La experta Garza indicó que la sexualidad en la vejez a menudo se pasa por alto debido a la falta de una educación sexual adecuada. Esto contribuye a perpetuar la idea de que la sexualidad solo pertenece a la juventud, lo que hace que las y los adultos mayores eviten hablar sobre el tema, lo nieguen o lo oculten. De ahí que se vuelva necesario no solo socializar el tema, sino también brindar información completa.
Ante esta situación, explicó que la sexualidad la vive todo el mundo y está presente desde que nacemos hasta que morimos. “Al ser un proceso que forma parte del espacio social, cultural, geográfico e histórico, entonces la sexualidad en la persona adulta mayor va a estar rodeada de una serie de creencias que tienen que ver con cómo se mira. Generalmente la sexualidad se ve solamente como algo reproductivo”, indicó Zaleta Arias.
Si partimos de la creencia de que la sexualidad es únicamente sinónimo de reproducción, es comprensible por qué resulta difícil concebirla en las personas mayores. Ya que hay cambios físicos y hormonales, por ejemplo, las mujeres ya no tienen la capacidad reproductiva, aunque en los hombres no es así. Por otro lado, los problemas de salud más comunes en la vejez, como la hipertensión, diabetes, artritis o enfermedades cardiovasculares, pueden interferir con la función sexual.
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La sexualidad más allá del coito
A medida que las personas envejecen, las respuestas sexuales pueden cambiar, los hombres pueden presentar disfunción eréctil, mientras que las mujeres pueden experimentar sequedad vaginal, lo que dificulta las relaciones sexuales, aunque también puede generar frustración, ansiedad o menor autoestima.
Sin embargo, Zaleta Arias explicó que la sexualidad va más allá del coito (penetración), pues está relacionada con las diversas formas en cómo nos vinculamos, qué sentimos y cómo lo experimentamos. Afirmó que la sexualidad es un proceso mucho más complejo e individual.
“Las personas mayores pueden vivir su sexualidad explorando, conociendo nuevas experiencias, pueden coquetear, por ejemplo, si pensamos en la cuestión de la intimidad, a partir de tocamientos, jugar y disfrutar con sus sentidos, la vista, el olfato y el tacto. Esto también es placentero. No necesariamente se debe pensar a la sexualidad como el coito, porque entonces si la pensamos desde ahí queda restringida”, indicó.
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Riesgos y necesidades de educación para adultos mayores
No obstante, debido a la deficiente educación sexual y al conocimiento limitado, las personas adultas mayores a menudo no reciben información adecuada sobre sexualidad en la vejez. Desconociendo tanto el uso de lubricantes o tratamientos para la disfunción sexual como los riesgos de salud a los que pueden enfrentarse, pues a su edad también pueden adquirir alguna enfermedad de transmisión sexual (ETS).
Por si fuera poco, dentro del sector salud no se abordan las problemáticas sexuales de manera efectiva ni se incluyen en los programas de atención integral, por lo que se pierde la oportunidad de tratarlas de manera oportuna, lo que puede generar consecuencias negativas para su bienestar físico y emocional.
Ante este panorama, la catedrática Garza invita a la población a tener una mente más abierta y comprensiva, ya que como sociedad, debemos asegurar que su bienestar emocional, físico y sexual sea tratado con la misma importancia y respeto que en el de cualquier otra etapa de la vida.