México envejece: Reflexiones sobre sus desafíos y soluciones

De acuerdo con la más reciente edición de la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID), realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la población adulta mayor en México pasó del 12.3% en 2018 al 14.7% en 2023. A su vez, la tasa de fecundidad en el país presenta una tendencia a la baja, pasando de 2.07% al 1.6% de infantes por persona gestante.

Estos datos muestran cómo nuestro país está pasando por un proceso de envejecimiento, lo cual trae consigo nuevos retos para los gobiernos y sociedades actuales. Para hablar más sobre el tema, Revista Gaceta UAEH consultó a Teresita de Jesús Serna Enciso, egresada del Doctorado en Estudios de Población del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades (ICSHu).

La también docente de la Universidad de Guadalajara (UdeG) declaró que el índice de envejecimiento actual marca que hay 47 personas mayores de 60 años de edad por cada 100 infantes de 0 a 14 años, este promedio anual establece que de continuar la tendencia, para 2050, al menos la cuarta parte de la población mexicana estará integrada por personas adultas mayores.

Sin embargo, existe una heterogeneidad geográfica debido a que estados como Chiapas, Quintana Roo y Baja California tienen un índice de menos de 30 personas mayores, mientras que Veracruz, Morelos, Colima y Sinaloa, superan las y los 50 adultos mayores por cada 100.

Un caso excepcional es la Ciudad de México con 90 personas adultas mayores por cada 100 niños y niñas.

Para el estado de Hidalgo, el índice muestra que está arriba de la media nacional con un 48.5 por cada 100. Este indicador debe ser tomado por las autoridades estatales con especial atención en la toma de decisiones a corto y medio plazo, con el objetivo de realizar las modificaciones correspondientes a sus políticas de atención a las necesidades crecientes de dicho sector etario.

Teresita de Jesús Serna Enciso, egresada del Doctorado en Estudios de Población de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH).

Teresita de Jesús Serna aclaró que, sí bien el promedio de vida de la población aumentó con el paso del tiempo, es necesario revisar las condiciones y la calidad de la misma para realizar una planeación efectiva a corto, mediano y largo plazo del gasto público.

“Tendríamos la obligatoriedad, no solamente la parte gubernamental, sino también desde la academia y por qué no decirlo, también desde los organismos no gubernamentales y la sociedad civil, de estar creando acciones para alcanzar un envejecimiento exitoso y saludable en las personas mayores”, enfatizó la experta Garza.

La década del envejecimiento saludable

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció al periodo de 2021 al 2030 como la década del envejecimiento saludable, con el propósito de generar una acción conjunta entre gobiernos, sociedad civil, organismos internacionales, profesionistas, instituciones académicas, medios de comunicación y sector privado para mejorar las vidas de las personas mayores, sus familias y las comunidades en las que viven.

Se considera que los países o regiones cuya población adulta mayor representa un 15% o más son naciones envejecidas. En América Latina, los países que se encuentran en dicha situación son Chile, Argentina, Uruguay y Cuba.

Algunas de las problemáticas que preocupan a Serna Enciso se encuentran temas como la salud, el desplazamiento o despoblamiento de las zonas rurales, la feminización del envejecimiento, así como el abuso de la gerontotecnología.

Con respecto al ramo de salud, la egresada de la UAEH mencionó que solo existe una normativa a nivel nacional que busca proteger a las personas adultas mayores. La Ley de los Derechos de las Personas Adultas Mayores, que data del año 2002, la cual establece que el Estado y la familia son las entidades responsables del bienestar de este sector social, sin embargo, tras 23 años de su entrada en vigencia, cuánto se ha respetado de esta legislación.

De acuerdo con Teresita de Jesús Serna, es necesario actualizar, mejorar, vigilar y articular las herramientas legales necesarias que permita dar una atención integral a la población adulta mayor, sobre todo a los grupos que viven con enfermedades crónico-degenerativas, discapacidad, que son parte de la diversidad sexogenérica o todas aquellas personas centenarias, cuyas necesidades son distintas al sector de 60 a 75 años.

La académica puntualizó que durante los últimos años, el número de casas de día o de asistencia ha aumentado considerablemente, sin embargo, existe poca regulación en materia sanitaria, de integración social, mental y cognitiva sobre las mismas.

Algunos estudios mencionan que las personas adultas mayores institucionalizadas por lo regular no tienen un mayor contacto comunicativo entre las y los residentes, por lo cual, tienden a aislarse, esta acción termina por perjudicar su salud mental y física.

“Durante las visitas esporádicas de trabajadores sociales, se ha encontrado que no hay una capacidad profesional de quienes prestan servicio en estas casas, me refiero que haya geriatras y gerontólogos que traten de integrar esta parte social con la parte de salud, lo mismo ocurre con psicólogos, trabajadores sociales, personal de enfermería y fisioterapeutas”, declaró.

Por otro lado, el desplazamiento o despoblamiento de las zonas rurales se debe en gran medida por cuestiones laborales y migratorias por parte de la población joven, esto provoca que las personas adultas mayores queden aisladas en las localidades, a su vez, esto genera un rezago social, pero también se está presentando dicho fenómeno en las grandes urbes como la Ciudad de México, en distintas alcaldías como la Benito Juárez, en donde el índice de envejecimiento es aproximadamente del 17% de la población.

“¿Hacia dónde transitan los arreglos sociales? Se tiene que estar trabajando en ir afianzando esos arreglos sociales, no solamente familiares, sino también aquellos en la cuestión de la vecindad, de las localidades, colonias y barrios”, enfatizó.

Con el aumento de la esperanza de vida, el número de personas adultas mayores que llegan o superan los 100 años de edad también incrementó. Las y los centenarios tienen necesidades específicas que no pueden ser englobadas con el sector de 60 a 75 años, ni en el de 80 años, debido a que presentan afecciones relacionadas con el proceso natural de envejecimiento, el gran reto al que se enfrentan es combatir el declive relacionado con al edad y mantener un estado saludable.

La persona viva más longeva del mundo actualmente es Inah Canabarro, monja católica originaria de Brasil que tiene 116 años de edad, mientras que el récord de la persona más longeva es de Jeanne Calment, quien murió en 1997 a los 122 años.

La doctora Teresita de Jesús Serna mencionó que existen diferentes propuestas para atender el creciente envejecimiento poblacional y lograr un equilibrio. Por un lado, se puede implementar un plan pro natalista enfocado a sectores sociales que cuenten con una educación superior e ingresos económicos suficientes.

La otra opción es fomentar políticas que eviten la migración de la población residente actual o que se propicie la llegada y estadía de población extranjera, con el propósito de aumentar la tasa de reemplazo, la cual estipula que debe ser de 2.1 infancias por mujer o persona gestante, y actualmente se encuentra en 1.7.

“Creo que se va a dar una condicionante pronatalista para ciertos grupos específicos, sobre todo de aquellos jóvenes con mayor escolaridad, porque son los que realmente ya no quieren tener hijos. Entonces se va a dar una nueva reconfiguración de la familia pequeña vive mejor, pero hay que tener familia”, declaró.

La tarea para brindar un envejecimiento pleno y saludable no será una tarea fácil ni tampoco es exclusiva de los gobiernos municipales, estatales o federal, es un trabajo que también atañe a las organizaciones no gubernamentales y a la sociedad plantear las nuevas reconfiguraciones a corto y mediano plazo.