Gaceta UAEH

Té de ruda, una mirada a la violencia de género intergeneracional


Por: Alejandra Zamora Canales.
Fotografía: Registro de la producción fílmica Té de Ruda
y póster ilustrado por Andrés A. Márquez


Té de ruda, una mirada a la violencia de género intergeneracional

Arrancamos un nuevo año en Revista Gaceta UAEH, y con ello estrenamos una nueva sección, “Fuera del Aula”, que busca acercar a la comunidad de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), las voces e historias que están dentro o más allá de nuestros planteles y unidades académicas.

Para esta primera entrega, charlamos con la cineasta mexicana Jennifer Remba sobre su cortometraje Té de Ruda, proyecto con el que ha cosechado premios, como Mejor Cortometraje Mexicano de Horror en el Festival Macabro 2024, Mejor Dirección en el Severed Limbs 16 en Atlanta, Estados Unidos, Mejor Guion en Big Film y una mención honorífica en el Feratum Film Fest. También ha formado parte de la sección oficial de los festivales Cinema No Meio do Mundo (FestCiMM), Boca do Inferno en Brasil, Morbido Film Fest 2024, el Internacional de Cine de Tlaxcala y de Xilitla, entre otros.



Sí, soy el monstruo. De la tesis a los festivales


Té de ruda, una mirada a la violencia de género intergeneracional 2

Durante la Revolución mexicana, Isabel, una adolescente rebelde, escapa de su esposo, el general Funes, hacia una hacienda abandonada para practicarse un aborto. Cuando él la encuentra, ella descubre a la bestia que lleva dentro y termina por devorarlo.

Esta es la sinopsis del cortometraje Té de Ruda, un ejercicio fílmico que nació de la tesis de maestría de la cineasta Jennifer Remba, quien a través de una investigación artística denunció la violencia de género que sufren mujeres de distintas generaciones, pero también plasmó su propia vivencia al salir de una relación violenta.



“Encontraba en sus voces y emociones, situaciones muy parecidas a las que yo había vivido. Utilicé esto, no solamente como una denuncia, sino también como una catarsis personal y, por lo tanto, a lo que llamo una forma de venganza”, declaró la también fundadora de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de Hidalgo A. C.



Remba quería plasmar de alguna manera su propia historia, a la vez, descubrió las experiencias de otras mujeres que habían pasado por relaciones violentas, como aquellas que su madre le contaba acerca de su abuela, quien fue encerrada por su familia durante la época revolucionaria para evitar que el ejército villista, que pasaba por Chihuahua, se la llevaran por la fuerza y la violaran.

La cineasta guanajuatense buscaba darle un nombre y rostro a todas aquellas narrativas de mujeres violentadas e invisibilizadas a lo largo de distintas generaciones, pero también deseaba narrar cómo sobrevivir a este tipo de relaciones. Para ello, utilizó el post-horror, subgénero cinematográfico que deja a un lado los clichés del cine tradicional para enfocarse en temas profundos a través de crear atmósferas inquietantes, narrativas psicológicas y emocionales con ritmos más lentos.

“Creo que lo simbólico y el horror nos permite a las mujeres directoras hablar del cuerpo, de la maternidad, de las violencias y también de la femineidad pero desde otro lugar”, mencionó Remba.



El té de ruda se utiliza desde tiempos ancestrales para abortar, por lo que dentro del cortometraje se emplea para incitar a que sucedan muchas cosas. Este brebaje era la conexión con la abuela de Jennifer, una receta perdida, era la fuente de la liberación ante las situaciones que la protagonista había vivido



A través de este género cinematográfico, Jennifer encontró un tipo de venganza sin violencia, después del ciclo de agresiones que vivió anteriormente, lapso en el que su autoestima mermó hasta el punto de hacerle dudar sobre sus propias capacidades. Por ello, Té de ruda simboliza el salir de nuevo a la luz, tras un camino lleno de espinas y penumbras, tal como sucede con las protagonistas de las cintas de horror.

El cortometraje es uno de los resultados obtenidos durante su maestría, cuyas líneas de investigación fueron generar formas de producción no violentas y reconstruir la relación con su abuela, a la par que abordaba la herencia de conocimientos entre mujeres de distintas generaciones para salvarse unas a las otras de las situaciones violentas.



Té de ruda, una mirada a la violencia de género intergeneracional 3

Jennifer Remba y Carla Enciso durante el rodaje.



La última línea de investigación tiene que ver con lo monstruoso y cómo abrazar al monstruo interior. Para ello, Jennifer realizó múltiples entrevistas a mujeres, donde descubrió que una de las experiencias comunes dentro de estas narrativas, era que las personas que violentan tratan de hacerle creer a las sobrevivientes que ellas son las malvadas, los terribles monstruos o la oscuridad nefasta que les lastiman.

Pero conforme avanzó en la investigación artística, identificó que una de las formas de salir de este tipo de relaciones era el reconocimiento de ese papel. No porque realmente fueran las generadoras de la violencia, sino que al abrazar esa idea les permitía a las mujeres entrevistadas destruir esa figura de poder que las mantiene atrapadas en esos círculos de violencia. Dicha premisa fue la que plasmó en Té de ruda, a través de Isabel y el general Fune, cuya producción, como locaciones y equipo humano, en su mayoría es originaria de nuestra entidad.



Parte del cortometraje tuvo como inspiración obras literarias como Balún Canán de Rosario Castellanos, las novelas de Jorge Ibargüengoitia y el Bestiario de Julio Cortázar.


Hidalgo, potencial para la industria cinematográfica nacional


Té de ruda, una mirada a la violencia de género intergeneracional 4

Cabe mencionar que Jennifer Remba llegó a Hidalgo desde el estado de Guanajuato con el Taller de Cine Joven en 2016, una propuesta audiovisual que buscaba capacitar a la juventud de la entidad en el séptimo arte. Con el paso del tiempo se encargó de la organización de eventos como Hidalgo Film Fest, Elipsis, Encuentro Internacional de Artes y Ciencias Cinematográficas. También apoyó en el Festival de Video y Cine Femenino, así como en Dulcísimo Ovario, iniciativa creada por Ninfa Sánchez. Asimismo, fundó la Academia de Cine y Artes Digitales A. C.

La directora, productora y guionista puntualizó que, desde sus primeros trabajos en la entidad, las y los creadores hidalguenses, así como sus locaciones, mostraron el potencial que tenían para convertirse en un polo para la industria cinematográfica. Por ello, cuando se encontraba en el proceso de preproducción de su cortometraje, no dudó en realizarlo en la entidad y con un equipo en su gran mayoría conformado por hidalguenses.



“Yo no soy hidalguense, pero me han adoptado de una forma muy linda, encontré todo ese poder y potencial en estas personas, en estas locaciones, en Hidalgo en general, como para no aprovecharlo”, resaltó la creadora.



El crew del filme estuvo conformado por exestudiantes de la Academia de Cine y Artes Digitales A. C., además en el elenco se contó con la participación de la hidalguense Carla Enciso como Isabel y al actor Ramón Median como el general Funes. La locación fue en una antigua hacienda ubicada en las barrancas del municipio de Villa de Tezontepec.

Cabe destacar que Carla Enciso es abogada y hasta ese momento no tenía una formación en actuación, sin embargo, su experiencia como escaramuza, su compromiso con el proyecto en conjunto con la guía de Jennifer y el crew, le valieron nominaciones en distintos festivales debido a su interpretación.

Actualmente el cortometraje puede verse en la plataforma de streaming Nuestro Cine Mx, perteneciente al Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE) o pueden consultar el trailer en el siguiente enlace: https://vimeo.com/911051760. Mientras que Jennifer Remba se encuentra trabajando en su doctorado en estudios críticos de género, el cual continúa utilizando la investigación artística para hablar sobre las directoras de cine en el género del terror.

Asimismo, se encuentra desarrollando un segmento de antología de terror, la creación de videoensayos y terminando la edición de un documental que grabó en China sobre las conexiones entre varias generaciones de mujeres.

Por último, la cineasta enfatizó la importancia de que las universidades se abran a descubrir e implementar otras metodologías de la investigación para la generación de conocimiento que se alejen de la dureza e inflexión que ha permeado en el mundo académico durante décadas, sobretodo en el área de las humanidades.

Todas aquellas personas que quieran conocer más sobre el trabajo de Jennifer Remba, así como los proyectos que está trabajando, pueden seguirla en su cuenta de Instagram @j.remba.



Té de ruda, una mirada a la violencia de género intergeneracional 5

Póster ilustrado por Andrés A. Márquez.