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El judo como prueba de esfuerzo y disciplina
Por Nelly Téllez Islas
Fotografía: Emmanuel Mejía Chang y Especiales
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¿Es posible predecir el futuro? ¿Nuestra vida está ya escrita o tenemos un sin fin de posibilidades para elegir nuestro camino? Son preguntas que a menudo nos surgen en momentos clave de nuestra existencia. No obstante, a veces, parece que cada encuentro tiene una razón oculta que nos lleva por un camino perfectamente claro, aunque aún ajeno a nuestro entendimiento.
Pero también, parece que el destino es un reflejo de nuestros deseos y aspiraciones, porque el destino no es ese "algo" que opera de manera misteriosa y completamente ajena a nosotros, sino que es el resultado de nuestras propias decisiones, del camino que elegimos recorrer con las herramientas y las lecciones que aprendemos a lo largo de la vida.
Un claro ejemplo de esto es Emiliano Rubio Martínez, estudiante de tercer semestre de la Licenciatura en Ingeniería Civil en el Instituto de Ciencias Básicas e Ingeniería (ICBI), quien, en un principio, se mostró desinteresado por el judo, y que hoy no solo es un referente de este deporte, sino también un orgullo para la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) y un ejemplo para la comunidad Garza.
Por esta razón, en la edición de este mes de diciembre de Revista Gaceta UAEH, les compartimos su historia de vida, contada tanto por él mismo como por su mamá, Rosalía Martínez Padrón, y su hermana menor, Cynthia Cab Rubio Martínez, quienes compartieron detalles únicos sobre cómo el judo no solo transformó a Emiliano tanto en el ámbito físico como en el emocional, sino cómo impactó a la familia Rubio Martínez.
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Del césped al tatami
Con nostalgia y un toque de humor, doña Rosalía recordó cómo Emiliano, pese a estar entusiasmado por practicar fútbol, se vio "influenciado" por ella y su esposo para unirse al judo, ya que su hermana Cynthia tenía un gran interés en ese deporte de contacto. "¿Quién va a defender a tu hermana si no vas con ella al entrenamiento?", le dijeron, con lo que lograron convencerlo. Aunque en palabras del propio Emiliano, a sus 6 años se sintió prácticamente "amenazado", pues la promesa era clara: si acompañaba a Cynthia durante un mes, al final podría comenzar a tomar clases de fútbol.
Sin embargo, este capítulo sería inolvidable tanto para la familia Rubio Martínez como para Emiliano, porque al poco tiempo de entrenar, el joven judoca Garza mostró grandes habilidades que lo llevaron a una competencia nacional donde obtuvo el primer lugar. Desde entonces, el judo no solo se convirtió en una pasión, sino también en una disciplina que definiría su carácter y sus elecciones a lo largo de la vida.
Aunque al inicio, las competiciones y los viajes que realizaba Emiliano le parecían una aventura, pronto entendió que el verdadero reto del deporte no estaba solo en los premios, sino en la disciplina y la constancia que se deben mantener para alcanzar los sueños. Comprendió que tenía que equilibrar su vida académica y deportiva de manera responsable. Pero sobre todo, reconoció y agradeció el apoyo de su familia, porque sin éste, sería prácticamente imposible estar en donde se encuentra el día de hoy.
El camino no siempre es fácil
No obstante, Doña Rosalía comentó que, a lo largo de los 15 años que Emiliano y Cynthia llevan practicando judo, no todo ha sido fácil. Más allá del apoyo familiar y económico, también han tenido que hacer varios sacrificios personales y enfrentar desafíos imprevistos.
Desde postergar festejos de cumpleaños, renunciar a algunos días festivos, no ir a fiestas con amistades o reuniones familiares, ajustar los horarios laborales para acompañarlos, aun con el cansancio sobre los hombros, porque al ser ella enfermera y su esposo ingeniero, sus horarios son variables, lo que en ocasiones complicaba la organización del tiempo familiar. Incluso, doña Rosalía comentó que acudió a los entrenamientos o competencias mientras estaba embarazada de su hija más pequeña.
A lo largo de los últimos 15 años, Emiliano ha tenido tres despedidas del judo, incluso, este 2024 publicó en su Facebook un pergamino de despedida.
Para sus padres, el deporte no es una actividad extraescolar que permite mantener entretenidos a los hijos o un sustituto de su cuidado, sino una herramienta que les permite complementar su formación. “Digo, no cualquier papá puede estar aquí con el señor rector recibiendo las felicitaciones por los logros que ha obtenido Emiliano. Hoy puedo decir que como papás ya cumplimos, lo hicimos bien y de manera responsable”, afirmó doña Rosalía.
Ante esto, Emiliano reveló, entre risas, que para él esas despedidas también han sido un impulso para saber hasta dónde puede llegar. “Esto es algo que me ha abierto el panorama, me ha ayudado a fortalecer la motivación tanto en la escuela como en el deporte. Ese mismo empeño que hago entrenando lo trato de llevar en la escuela, lo trato de hacer lo más enfocado posible”, dijo.
“No importa las veces que te caigas, siempre hay que levantarse, te pueden tirar mil veces y mil veces te vas a levantar. Yo creo que el tener estas derrotas en el judo me han ayudado también a seguir luchando, a seguir trabajando y sobre todo, a no quedarme con las ganas”, declaró Emiliano.
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Cuando la vida te toma por sorpresa
Emiliano nunca imaginó hasta dónde lo llevaría el judo. El deporte le ha brindado victorias y medallas, pero también le ha dado una perspectiva diferente sobre la vida. Aunque las fiestas se reemplazaron por el entrenamiento, es una satisfacción que no cambia, porque cada logro da cuenta de su desarrollo personal.
El judoca afirmó que el camino no fue fácil porque hubo momentos de cansancio extremo, llenos de dudas y de querer rendirse. Aunque a nivel personal se siente muy bien, también descubrió que es un ejemplo a seguir para sus hermanas menores, quienes también son judocas. En este momento, Cynthia y Emiliano son cinta café, mientras que su hermana menor, es cinta verde.
Hay que referir que Cynthia acaba de concluir el quinto semestre en la Escuela Preparatoria Número 3. Actualmente está en la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (CONADE) donde es seleccionada nacional y afirmó sentirse muy orgullosa de los logros de su hermano Emiliano. “Juntos hemos construido muchas cosas y vamos por más”, subrayó la joven judoca.
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Con la mirada puesta en el futuro
Ante esto, los hermanos judocas comentaron que además de inspirarse mutuamente, han motivado a bastantes infantes para que se inicien en este deporte, al mostrarles que con dedicación y trabajo en equipo, no hay límites para alcanzar los sueños.
En este sentido, doña Rosalía expresó que, al igual que en el judo, la vida se enfrenta mejor cuando se comparte el camino, por ello en esta ocasión pudieron disfrutar mejor de los logros alcanzados por Emiliano en los Juegos Panamericanos Universitarios de la Federación Internacional de Deportes Universitarios (FISU América), celebrados del 05 al 14 de noviembre de 2024 en Cali, Colombia.
“Este viaje que tuvo Emiliano fue muy diferente para todos, porque hasta para nosotros como papás, el hecho de saber que estábamos respaldados por la Universidad fue un desahogo realmente. Pudimos disfrutar, por primera vez, de un torneo de forma tranquila porque, anteriormente, nosotros como papás nos quedábamos con la preocupación de si le alcanzaba el dinero o no”, declaró doña Rosalía.
Con este breve vistazo a la vida de Emiliano y su familia, podemos observar que, en un principio, el judo parecía un complemento de su formación, pero terminó convirtiéndose en el motor que lo impulsó a ser no solo un campeón en el tatami, sino también un ejemplo de perseverancia, sin dejar de lado el respaldo inquebrantable de su familia y su comunidad.
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